COLUMNA DE OPINIÓN N°6

Autor: VRAC|
“Los desafíos medioambientales que las actuales sociedades urbanas enfrentan para resolver problemáticas del entorno construido requieren un diálogo integrador entre disciplinas, y equipos dispuestos a mirar la realidad desde la óptica del otro. Esto permite un resultado inclusivo, que beneficia desde múltiples dimensiones al bienestar de las personas que habitan en las ciudades.”

Mentes interdisciplinares para el bienestar de las ciudades

Dra. Rosa Chandía Jaure
Académica del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial
Facultad de Ciencias de la Construcción y Ordenamiento Territorial

Actualmente, producto del cambio climático, el bienestar ambiental en  las ciudades, presenta altos niveles de vulnerabilidad. Es preciso encontrar estrategias para mejorar la adaptación y la resiliencia, desde un enfoque interdisciplinar, que permita entrelazar conocimientos clave del ámbito climático, biológico y tecnológico, para lograr respuestas espaciales sobre la adaptación local propia de cada ambiente.

En el espacio público, las personas deben enfrentar escenarios de mayor riesgo para la salud física y mental, en sus recorridos y desplazamientos. Las condiciones ambientales se han visto alteradas por la polución ambiental, la contaminación y el incremento de fenómenos extremos de calor en ambientes de escasez hídrica. El enfoque sistémico con el cual se observan los fenómenos y problemáticas medioambientales, junto con el uso de tecnología para el desarrollo de modelos predictivos, representa una oportunidad, donde la investigación aplicada en el diseño del espacio público, junto con la investigación básica para aportar conocimiento nuevo sobre determinadas variables, permite ampliar los límites disciplinares, desarrollando proyectos de mayor precisión, en aquellas variables que afectan en distintas dimensiones al bienestar de las personas.

Así, por ejemplo, estudios hidrológico e hidráulico, pueden apoyar en el dimensionamiento de proyectos asociados al ahorro de agua. Desde la biología y la ecología, se puede anticipar con mayor certeza cuál es el conjunto de especies vegetales de mejor adaptación local para integrar áreas urbanas. Desde la química, es posible explorar el uso de materiales innovadores, biomateriales o nuevos materiales reciclados; y también apoyar en el monitoreo de variables que permitan alertar de manera oportuna, sobre materiales de uso habitual en sistemas constructivos, que pueden estar siendo alterados por presencia de contaminantes. En el diseño del espacio público, el apoyo de disciplinas de las ciencias sociales, facilita la negociación y los acuerdos entre diversos usuarios de un mismo espacio, a través de la participación ciudadana vinculante y el conocimiento cultural local que cada grupo maneja sobre su propio entorno. En tanto, el uso de medios de representación y visualización inmersiva de proyectos permite anticipar problemáticas técnicas, logrando mayor eficiencia en la gestión del tiempo y los recursos implicados en los procesos constructivos.

En síntesis, la complejidad actual de los desafíos vinculados a la habitabilidad y el bienestar ambiental en el entorno construido, implican necesariamente un diálogo interdisciplinar, observable desde distintos enfoques y escalas. Se requieren mentes interdisciplinares para lograr la mirada inclusiva, que permita materializar las respuestas técnicas. En este rol, disciplinas del ámbito de la ingeniería, diseño y arquitectura, pueden asumir un rol mediador de los procesos interdisciplinares involucrados.

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